Muchas personas se preguntan qué tipo de ejercicio es mejor para su salud, su forma física y sus objetivos ¿Aeróbico o anaeróbico?. La respuesta no es única, ya que depende de varios factores como el nivel de entrenamiento, la edad, las preferencias personales y las metas que se quieran alcanzar. Sin embargo, en este artículo te explicaremos las diferencias y los beneficios de cada uno, así como algunas recomendaciones generales para que puedas elegir el que más te convenga.
¿Qué conviene más: aeróbico o anaeróbico?
El ejercicio aeróbico es aquel que se realiza a una intensidad baja o moderada y durante un tiempo prolongado, utilizando el oxígeno como fuente de energía. Algunos ejemplos son correr, nadar, montar en bicicleta, caminar o saltar a la comba. Este tipo de ejercicio es ideal para mejorar la resistencia, la capacidad pulmonar, la presión arterial y la salud cardiovascular en general. Además, ayuda a quemar grasas, a eliminar toxinas y a reducir el estrés. En otras palabras, el aeróbico es resistencia y salud cardiovascular.

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Por otro lado, el ejercicio anaeróbico es aquel que se realiza a una intensidad alta y durante un tiempo corto. Además, utiliza otras fuentes de energía que no requieren oxígeno, como el glucógeno o la fosfocreatina. Algunos ejemplos son levantar pesas, hacer abdominales, sentadillas o sprint. Este tipo de ejercicio es ideal para aumentar la fuerza, la potencia, la velocidad y la masa muscular. Además, acelera el metabolismo, favorece la quema de calorías y mejora la postura corporal. Entonces, ¿aeróbico o anaeróbico?
¿Cómo combinarlos?
Lo más recomendable entre aeróbico o anaeróbico, es combinar ambos tipos de ejercicio porque así se obtienen los beneficios de cada uno y se evita el aburrimiento y la monotonía. Una forma de hacerlo es alternar sesiones de ejercicio aeróbico y anaeróbico en días diferentes, dejando al menos un día de descanso entre cada uno. Otra forma es realizar una sesión mixta, donde se intercalen ejercicios de ambos tipos. Por ejemplo, haciendo series de fuerza seguidas de intervalos de cardio.
Lo cierto es que entre aeróbico y anaeróbico no hay uno mejor que otro, sino que cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Lo importante es adaptarlos a las características y necesidades de cada persona, y seguir una rutina variada, equilibrada y divertida. Así, se conseguirá mejorar la salud, la forma física y el bienestar.
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