La metformina es un medicamento que se usa para controlar el azúcar en la sangre en pacientes con diabetes tipo 2. Esta es una enfermedad crónica que se caracteriza por una resistencia a la insulina, la hormona que regula el metabolismo de la glucosa. Además, si quieres saber para qué sirve la metformina, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, a reducir la producción de glucosa por el hígado y a disminuir la absorción de glucosa por el intestino.
Por otro lado, la metformina tiene otros beneficios para la salud, como la pérdida de peso, la prevención de complicaciones cardiovasculares y la protección contra el cáncer. En este artículo te explicamos para qué sirve la metformina, qué es, qué beneficios tiene, cómo tomarla y qué efectos secundarios puede causar.
¿Qué es la metformina?
La metformina es un fármaco que pertenece al grupo de las biguanidas, una clase de antidiabéticos orales que se usan desde hace más de 50 años para tratar la diabetes tipo 2. Además, se comercializa bajo diferentes nombres. Por ejemplo, Glucophage, Glafornil, Dabex o Glucofage, entre otros.
Asimismo, la metformina se presenta en forma de comprimidos o de solución oral, y se toma por vía oral, generalmente con las comidas. Los interesados en conocer para qué sirve la metformina, es para controlar el azúcar y la dosis depende de cada paciente. Sin embargo, suele oscilar entre 500 y 3000 mg al día.
Beneficios de la metformina
La metformina sirve para diferentes cuadros. De hecho, tiene múltiples beneficios para los pacientes con diabetes tipo 2, que se derivan de su acción sobre el metabolismo de la glucosa. Algunos de estos beneficios son.
Control del azúcar en la sangre
La metformina sirve para ayudar a controlar el azúcar en la sangre al mejorar la sensibilidad a la insulina. Es decir, la capacidad de las células para responder a la hormona que facilita la entrada de glucosa en las mismas. De esta forma, reduce la resistencia a la insulina, que es el principal problema de la diabetes tipo 2. Además, reduce la producción de glucosa por el hígado, que es otra fuente de elevación del azúcar en la sangre, y disminuye la absorción de glucosa por el intestino, que es la vía de entrada de la glucosa procedente de los alimentos.
Al controlar el azúcar en la sangre, la metformina sirve para evitar las hiperglucemias, que son los niveles altos de glucosa en la sangre, y las hipoglucemias, que son los niveles bajos de glucosa en la sangre. Estas situaciones pueden causar síntomas como sed, hambre, cansancio, visión borrosa, mareos, sudoración o palpitaciones, y pueden ser peligrosas si no se tratan a tiempo.
Pérdida de peso
La metformina también sirve para ayudar a perder peso, al reducir el apetito. También, aumenta el gasto energético y favorece la quema de grasas. De hecho, es uno de los pocos antidiabéticos que no produce aumento de peso, sino que lo reduce, lo que es una ventaja para los pacientes con diabetes tipo 2, que suelen tener sobrepeso u obesidad.
La pérdida de peso que se consigue con la metformina es moderada, pero significativa, y puede oscilar entre 2 y 4 kg en un año. También depende de otros factores, como la dieta, el ejercicio y el uso de otros medicamentos. Ten presente que no es un fármaco para adelgazar, sino que sirve para controlar el azúcar en la sangre, por lo que no se debe usar sin indicación médica ni como sustituto de un estilo de vida saludable.
Metformina reducce del riesgo de complicaciones de la diabetes
La metformina también sirve para reducir el riesgo de complicaciones de la diabetes, que son las enfermedades o los problemas que se pueden producir a largo plazo por el efecto del azúcar alto en la sangre sobre los órganos y los tejidos. Algunas de estas complicaciones son las cardiovasculares, las renales, las oculares, las nerviosas y las infecciosas.
Además previene las complicaciones de la diabetes al controlar el azúcar en la sangre, pero también al tener otros efectos beneficiosos, como:
Reducir la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos, que son factores de riesgo de enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos, como el infarto o el ictus.
La metformina también sirve para proteger el riñón, al disminuir la excreción de proteínas por la orina, que es un signo de daño renal. Asimismo, retrasa la progresión de la insuficiencia renal, que es una complicación grave de la diabetes.
De igual modo, hay algunos estudios que sugieren que la metformina sirve para prevenir el cáncer. Esto porque al inhibir el crecimiento y la proliferación de las células tumorales, y al aumentar la respuesta del sistema inmunitario contra las mismas. Incluso, se ha asociado con una menor incidencia y mortalidad por cáncer de páncreas, hígado, colon, mama y próstata, entre otros.
Cómo tomarla
Para tomarla correctamente y obtener el máximo beneficio, se recomienda seguir algunas indicaciones. Además ahora que sabes para qué sirve la metformina, recuerda que la mejor forma de tomarla es seguir las indicaciones de tu médico de cabecera.No se debe aumentar, reducir ni suspender la metformina sin consultar al médico.
Asimismo, al tomar la metformina es importante hacerlo con las comidas. Preferiblemente con el desayuno y la cena, para evitar las molestias digestivas y mejorar la absorción del fármaco. No se debe tomar con el estómago vacío ni con alcohol, ya que puede aumentar el riesgo de acidosis láctica. Esta es una complicación grave y potencialmente mortal que se produce por la acumulación de ácido láctico en la sangre.
Además, debes tomar la metformina con abundante agua, para facilitar su deglución y su eliminación por la orina. La recomendación sugiere al menos 2 litros de agua al día, para mantener una buena hidratación y prevenir la deshidratación.
De igual modo, se debe tomar la metformina con regularidad, sin saltarse ni olvidarse de ninguna dosis. Si se olvida, se debe tomar lo antes posible, siempre que no sea casi la hora de la siguiente dosis. No se debe tomar una dosis doble para compensar la dosis olvidada.
Recomendaciones adicionales
Ahora que sabes para qué sirve la metformina, recuerda que su consumo es con precaución. Además, ten en cuenta que si se tiene alguna enfermedad o se toma algún otro medicamento que pueda interactuar con ella, debes notificarlo.
Por ejemplo, algunas situaciones que requieren una especial vigilancia son la insuficiencia renal, la insuficiencia hepática, la insuficiencia cardíaca, la anemia, el embarazo, la lactancia, la cirugía, el uso de contrastes radiológicos. También, el uso de otros antidiabéticos, antiinflamatorios, diuréticos, anticonceptivos, antibióticos, antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos, antihistamínicos.
Además, el uso de anticoagulantes, estatinas, betabloqueantes, inhibidores de la ECA, antagonistas del calcio, suplementos de vitamina B12, suplementos de calcio. Incluso, su combinación con el uso de suplementos de magnesio, hierro, suplementos de cromo, omega-3 o coenzima Q10, puede generar reacción en algunos pacientes.
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