Por allá en el año 2000, llegaba la oportunidad de oro para Hugh Jackman al interpretar a Wolverine en X-Men. De repente, el actor estaba en todas partes y tenía la atención de medios y de los fans. Su creciente popularidad hizo que la industria le abriera por completo las puertas y comenzaron a lloverle ofertas, algunas las aceptaba y de otros proyectos pasaba.
Sin embargo, este actor australiano de nacimiento y después nacionalizado como británico, tuvo la opción de interpretar un papel importante en otra popular franquicia.
Los desaciertos de Hugh Jackman
Una de estas producciones que dejó pasar fue James Bond, en donde interpretaría al mismísimo agente 007. Corría el año 2002 y el actor estaba comprometido con el rodaje de X-Men, para aquel entonces, Brosnan seguía siendo Bond; pero sus días como el agente secreto más famoso, estaban llegando a su fin y las últimas dos películas de la franquicia no habían tenido buenos números.
Bond «poco creible»
Cuando Jackman se seleccionó como Bond decidió rechazar el papel. A su parecer, los guiones eran poco creíbles y la franquicia perdía fuerza.
“Recibí una llamada de mi agente preguntándome si estaba interesado en Bond. Pero en aquel entonces pensaba que los guiones se habían vuelto poco creíbles y sentí que necesitaban tornarse más reales”, comentó Jackman durante una entrevista.
Según el portal de Quever, su agente le habría explicado que no podría tomar parte en las decisiones creativas de Bond, ni en las artísticas. Su apretada agenda y el temor a estar encasillado en proyectos de gran renombre, fueron motivos suficientes para que el australiano rechazara el papel.
Como Wolverine, el actor participó en 9 cintas de la franquicia. A pesar de no haber aceptado ser Bond, sí fue durante mucho tiempo encasillado en un rol. La gran mayoría de las ofertas que recibía, era para interpretar a un héroe o un tipo rudo.
Con el tiempo, el panorama cambió e interpretó roles en películas como Les Misérables y El gran truco, al tiempo que hacía teatro y televisión.