Si te gusta disfrutar de una buena parrillada al aire libre, seguramente te habrás preguntado alguna vez qué tipo de parrilla a gas o carbón es mejor. Ambas opciones tienen sus ventajas y desventajas, y la elección dependerá de tus gustos, necesidades y presupuesto.
En este artículo te explicamos las principales diferencias entre las parrillas a gas y carbón, y te damos algunos consejos para que puedas elegir la que más te convenga.
Lao cierto es que la parrilla es uno de los métodos de cocción más antiguos y populares. Básicamente, consiste en exponer los alimentos al calor directo de una fuente de combustión. Sin embargo, existen diferentes tipos y se pueden clasificar según el tipo de combustible que utilizan, como el gas o el carbón. Pero ¿Cuál es la mejor opción para asar a la parrilla? ¿Qué ventajas y desventajas tiene cada una?. Para poder dar respuesta hay que comparar rendimiento, sabor, comodidad, la durabilidad y el mantenimiento de cada una para poder elegir la opción más adecuada. También depende de las necesidades y preferencias.
Parrilla a gas vs. parrilla a carbón: ¿Cuál es la mejor opción?
La respuesta a estas preguntas no es sencilla, ya que depende de varios factores. Algo que tiene peso es el presupuesto, el espacio, el tiempo, el gusto y el estilo de cada persona. Sin embargo, podemos analizar las principales características de cada tipo de parrilla, para tener una idea general de sus pros y contras.
Rendimiento: ¿Qué tipo de parrilla ofrece mejores resultados?
El rendimiento de una parrilla se puede medir por la potencia, la temperatura, la distribución del calor y el control que ofrece sobre el proceso de cocción. En este sentido, las parrillas a gas suelen tener una ventaja sobre las parrillas a carbón, ya que:
Tienen una mayor potencia, que se mide en BTU (British Thermal Unit), que indica la cantidad de calor que puede generar la parrilla por hora. Las parrillas a gas pueden alcanzar entre 25.000 y 60.000 BTU, mientras que las parrillas a carbón suelen rondar los 10.000 BTU.
También, tienen una mayor temperatura, que se mide en grados Fahrenheit o Celsius, que indica el nivel de calor que puede alcanzar la superficie de cocción. Las parrillas a gas pueden llegar a más de 500 °F (260 °C), mientras que las parrillas a carbón suelen quedarse en unos 400 °F (200 °C). esto es algo importante a la hora de toma una decisión de compra.
Además, las de gas tienen una mejor distribución del calor. Dicho de otra forma, hay mayor uniformidad del calor en toda la superficie de cocción. Las parrillas a gas suelen tener varios quemadores que se pueden regular de forma independiente, lo que permite crear zonas de calor diferentes y mantener una temperatura constante. Las parrillas a carbón, en cambio, dependen de la cantidad y la disposición del carbón, lo que puede generar zonas más calientes y más frías.
De igual modo, tienen un mayor control sobre el proceso de cocción. Las parrillas a gas suelen tener un encendido automático y un regulador de intensidad, que permiten encender y apagar la parrilla con solo girar un botón, y modificar el calor con solo mover una perilla. Las de carbón, por el contrario, requieren de un encendido manual y un manejo de las rejillas de ventilación.
Ventajas de la parrilla a gas
Además del rendimiento, las parrillas a gas tienen otras ventajas que las hacen una opción atractiva para muchos usuarios, como:
Son más rápidas y más prácticas, ya que se encienden y se calientan en cuestión de minutos. Además, no requieren de preparar ni reponer el combustible. Una ventaja que todos agradecen es que son más fáciles de limpiar, ya que no generan cenizas ni residuos.
También, si hablamos de coste, son más económicas y más ecológicas, ya que el gas es un combustible más barato y más limpio que el carbón, que produce más humo y más emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el gas suele durar más que el carbón, lo que implica un menor gasto y un menor impacto ambiental.
Otra ventaja por la que gana terreno es que suelen ser más seguras, porque el gas es estable y menos inflamable que el carbón. Además, el gas permite cocinar una mayor variedad de alimentos, desde carnes y verduras hasta pizzas y postres, gracias a la posibilidad de regular el calor y crear zonas de cocción diferentes.
Ventajas de la parrilla a carbón
A pesar de tener un menor rendimiento, las parrillas a carbón también tienen sus ventajas, que las hacen una opción preferida por muchos usuarios, como:
Dan un mejor sabor a los alimentos, ya que el carbón produce un humo aromático que impregna los alimentos con un sabor ahumado y característico. En otras palabras, el carbón brinda el auténtico sabor de la parrilla. También crea una costra crujiente y dorada en la superficie de los alimentos, que realza su textura y su jugosidad.
Son más baratas y más portátiles, ya que el carbón es un combustible más accesible y más fácil de conseguir que el gas. Este último necesita de instalación, tanque o una conexión especial. En cambio, las parrillas a carbón suelen ser más ligeras y más compactas, lo que facilita su transporte y su instalación en cualquier lugar.
Para muchos, las parrillas a carbón son más divertidas y más desafiantes, ya que el carbón implica un mayor grado de participación e interacción con la parrilla, desde el encendido hasta el mantenimiento del fuego. Además, el carbón supone un mayor reto y una mayor satisfacción para los amantes de la parrilla, que disfrutan de poner a prueba sus habilidades y su experiencia.
Desventajas de la parrilla a gas
A pesar de tener un mayor rendimiento, las parrillas a gas también tienen sus desventajas, que las hacen una opción menos atractiva para algunos usuarios.
Dan un peor sabor a los alimentos, ya que el gas no produce ningún tipo de humo. Para muchos esto puede resultar insípido y con alimentos más secos. Además, el gas no crea una costra tan crujiente y dorada en la superficie de los alimentos, lo que reduce su textura y su jugosidad.
Ten en cuenta que son más caras y más pesadas. Además el gas no se puede encontrar en cualquier tienda o supermercado. Por otro lado, las parrillas a gas suelen ser más pesadas, lo que dificulta su transporte y su instalación en espacios reducidos.
Son más más monótonas, ya que el gas implica un menor grado de participación e interacción con la parrilla. Además, el gas supone un menor reto, ya que se pierden de la emoción y la aventura de manejar el fuego.
Desventajas de la parrilla a carbón
A pesar de tener un mejor sabor, las parrillas a carbón también tienen sus desventajas, que las hacen una opción menos práctica para algunos usuarios, como:
Son más lentas y más complicadas, ya que se tarda más tiempo en encender y en calentar. También se requiere de preparar y de reponer el combustible. Además, son más difíciles de usar y de limpiar, ya que generan cenizas y residuos.
Son más contaminantes, ya que el carbón es un combustible sucio, que produce humo y emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el carbón suele durar menos que el gas, lo que implica un mayor gasto y un mayor impacto ambiental.
Sabor y comodidad: ¿Cómo afecta el tipo de parrilla?
El sabor y la comodidad son dos aspectos importantes a la hora de elegir una parrilla, ya que influyen en la experiencia y el resultado de la cocción. Veamos cómo afecta el tipo de parrilla a estos dos factores.
Sabor: ¿Cuál de las parrillas ofrece un mejor sabor en los alimentos?
El sabor de los alimentos depende en gran medida del tipo de combustible que se utiliza para asarlos, ya que cada uno produce un efecto diferente en el aroma, la textura y la jugosidad de los alimentos. En este sentido, las parrillas a carbón suelen ofrecer un mejor sabor que las parrillas a gas, ya que:
Hay que considerar que el carbón produce un humo aromático que impregna los alimentos con un sabor ahumado y característico. Recordemos que ya mencionamos la costra crujiente que realza su textura y su jugosidad2.
En cambio el gas no produce ningún tipo de humo ni de sabor, lo que hace que los alimentos sean más sencillos.
Comodidad: ¿Cuál es más fácil de usar y mantener?
La comodidad se refiere a la facilidad y la rapidez con la que se puede encender, regular, apagar y limpiar la parrilla. En este sentido, las parrillas a gas tienen la delantera porque suelen ser más cómodas que las parrillas a carbón.
El motivo es que el gas se enciende y se calienta en cuestión de minutos, y no requiere de preparar ni reponer el combustible. Además, se puede regular de forma precisa y sencilla, con solo girar un botón o una perilla. También, se apaga con solo cerrar el suministro, y no genera cenizas ni residuos.
Por otro lado, el carbón tarda más tiempo en encender y en calentar. Al mismo tiempo requiere de preparar y reponer el combustible. Además, el carbón se regula de forma más compleja y menos precisa, con el manejo de las rejillas de ventilación. Se apaga con dificultad, y genera cenizas y residuos.
Limpieza: Comparativa de la facilidad de limpieza entre parrillas a gas y carbón
En cuanto a la limpieza, el gas también sale victorioso. Es claro que la limpieza de una parrilla depende del tipo de combustible que se utiliza, así como del diseño y los materiales. En general, las parrillas a gas suelen ser más fáciles de limpiar que las parrillas a carbón, ya que el gas no genera cenizas ni residuos, tampoco deja restos de grasa ni de comida en la superficie de cocción.
A su vez, las parrillas a gas permiten limpiar con solo pasar un paño húmedo o una esponja con jabón, después de cada uso. Asimismo, sus quemadores suelen ser de acero inoxidable o de hierro fundido, que son materiales resistentes y fáciles de limpiar.
El carbón, en cambio, genera cenizas y residuos, que son los principales elementos que ensucian la parrilla. Además, el carbón deja restos de grasa y de comida en la superficie de cocción, que son los principales causantes de la corrosión y el deterioro de la parrilla. El carbón requiere limpiar la parrilla con más frecuencia y más profundidad, usando cepillos metálicos o productos especiales.
Durabilidad y mantenimiento: ¿Cuál es la opción más duradera?
La durabilidad y el mantenimiento se refieren a la vida útil y el cuidado que requiere la parrilla. En general, las parrillas a gas suelen ser más duraderas y requerir menos mantenimiento que las parrillas a carbón, ya que:
El gas es un combustible más estable y menos corrosivo que el carbón, que puede provocar chispas y llamaradas que dañan la parrilla.
También permite conservar la parrilla en buen estado con solo limpiarla después de cada uso y revisar el suministro de gas periódicamente. Además, facilita la conservación de los quemadores y las rejillas, que suelen ser de acero inoxidable o de hierro fundido, que son materiales resistentes.
El carbón, en cambio, es un combustible más inestable y más corrosivo que el gas, que puede provocar chispas y llamaradas que dañan la parrilla. También, deja restos de grasa y de comida en la superficie de cocción, que son los principales causantes de la corrosión y el deterioro de la parrilla. El
Conclusión: ¿Cuál parrilla es la mejor opción para ti?
Como hemos visto, las parrillas a gas y a carbón tienen sus ventajas y sus desventajas, que las hacen más o menos adecuadas para diferentes ocasiones y preferencias. Por lo tanto, la mejor opción dependerá de lo que busques y de lo que te guste. En resumen, podríamos decir que:
Las parrillas a gas son más recomendables para las personas que buscan una parrilla rápida, práctica, económica, ecológica, segura y versátil, que les permita cocinar una gran variedad de alimentos con facilidad y comodidad.
Las parrillas a carbón son más recomendables para las personas que buscan una parrilla que brinde una experiencia de gastronomía y disfruten pasar un rato junto al fuego cocinando los alimentos.
Puedes obtener más información sobre las parrillas, cuidados, beneficios y más en portales como Casa de fuego, Lakesidesmokers o Kitchencenter.
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