El mal de ojo es un malestar que, según los más supersticiosos, proviene de la energía negativa de una persona. Puede ser producto de celos, envidia e incluso odio. Se manifiesta con un malestar en quien la recibe. Es por ello que los judíos y católicos acostumbran colocar en la muñeca de los niños un hilo rojo, que repele toda energía maligna.
Esta condición se basa fundamentalmente en que todas las personas somos energía. Las positivas provocan bienestar, mientras las negativas afectan la salud. Por tanto, cuando alguien se concentra en dañar a otra persona, finalmente esas vibras terminan afectándola.
Mal de ojo en niños
Los niños y los bebés son los más vulnerables a desarrollar el mal de ojo. Por lo general, los síntomas que presentan son falta de apetito, diarrea, vómito frecuente, alergias en la piel, alteración del sueño y llanto descontrolado sin aparente causa. Antes de llegar a la conclusión de que los síntomas son por causa de esa energía, lo más adecuado es consultar un pediatra.
En adultos
Los adultos que presentan esta condición, suelen tener síntomas mucho más fuertes. Esto afecta tanto el cuerpo como la mente, por lo que presentan miedo profundo, nerviosismo, paranoia repentina, vómito, náuseas y mareos. Todos estos síntomas no tienen una causa médica aparente, por lo que es difícil tratarlos.
Precisamente por ello, los expertos recomiendan primero acudir al médico, con el objetivo de descartar cualquier tipo de enfermedad, antes de pensar que se trata de un caso de mal de ojo o energía negativa sobre la persona.
Dependiendo de las creencias de las personas, el mal de ojo se combate con una serie de oraciones. Por lo general, quienes las llevan a cabo son personas de la tercera edad, que cuentan con una especie de don al respecto, por lo que son muy respectadas por su comunidad.