El caballo de mar, también llamado hipocampo, es uno de los animales más interesantes del planeta. Se trata de un pez, pero que carece de escamas y tiene una anatomía muy particular que lo hace muy atractivo. Además, tiene un comportamiento tranquilo, por lo que es inofensivo y no representa peligro para otras especies de mar.
La cabeza y el cuello de esta criatura son arqueadas, como las de un caballo. Su boca tiene forma tubular y el pecho es pronunciado como el de una paloma, mientras que la cola es prensil, similar a la de algunos monos. Los ojos están a cada lado como el de los reptiles, por lo que es un animal muy particular.
Así nada el caballo de mar
Este caballito tiene una envoltura rígida, por lo que no puede nadar en posición horizontal. Por tanto, nada en vertical a velocidad, impulsado por una aleta dorsal diminuta, con forma de abanico. Posee una vejiga natatoria, que le permite flotar en el agua. Cuando se escapan burbujas, desciende y se mantiene en la profundidad, hasta que se produce el gas necesario para subir cerca de la superficie.
Su cola tiene la capacidad de enrollarse hacia adelante. La usa para sujetarse a las algas y otras formaciones del fondo del mar, para explorar en los alrededores a la hora de cazar.
Un dato curioso del caballito de mar
Contrario a lo que ocurre con otras especies animales, el caballo de mar es quien se encarga de incubar los huevos de donde nacen sus crías. La marcha nupcial de esta criatura se realiza durante la temporada de primavera y tiene una duración de uno o dos días.
En este ritual, la hembra se encarga de depositar los huevos en el macho, quien los almacena en una bolsa que tiene en su vientre. Allí se incuban hasta que la criatura hace movimientos convulsivos, que le permiten la expulsión de unas 50 o 60 crías, que inician su vida solas en el mar.