El gato de monte, conocido también como gato montés, es un felino diferente a los gatos domésticos. Tiene la particularidad de parecerse al lince ibérico, a tal punto que algunas personas suelen confundirlo con facilidad.
Es un animal muy atractivo a nivel estético, que destaca por tener una actividad intensa en las noches, así como un nivel de agresividad elevado, especialmente cuando está cazando una presa.
Gato de monte: aspectos generales
El gato montés, cuyo nombre científico es Felis Silvestris, tiene un pelaje color gris atigrado, con una cola larga de punta redonda. Suele ser muy activo en cuanto cae el sol, aunque durante el invierno puede adaptarse bien al horario de sus presas, por lo que se convierte en un cazador diurno.
Este felino es bastante grande y robusto. Tiene patas un poco cortas y su cabeza es voluminosa, desde la que sobresalen los bigotes que son bastante densos. El rostro de este animal es plano y el hocico es de color carne, mientras que las orejas son pequeñas y sus ojos verdosos.
El peso de un gato de monte es de 4 a 12 kilogramos, al tiempo que puede medir unos 125 cm de alto. La diferencia en el tamaño del macho y la hembra es de 15 a 25%.
Por lo general, estos felinos viven en solitario y solo pueden asociarse en pareja a la hora de cazar. Su madurez sexual la alcanza a los 10 meses de edad, cuando se independizan por completo del cuidado de la madre. La reproducción se realiza los primeros días del año y el embarazo tiene una duración de 60 o 70 días, por lo que suelen parir entre los meses de abril y mayo, en huecos de árboles o madrigueras. La esperanza de vida de un gato de monte es de 6 a 12 años aproximadamente, aunque algunos ejemplares han alcanzado los 15 años.