Hielo y mantas de calor son un recurso frecuente entre deportistas. Este tipo de terapia casera es recomendada por especialistas, pero como en todo, tiene sus excepciones. Los contrastes de temperatura son una alternativa que se debe usar las primeras 72 horas (cargas leves).
Al momento de una lesión se debe inmovilizar el área y acudir a donde un profesional. No obstante, si es un dolor por carga, entonces aplicar frío puede ayudar a sentir alivio. Tras unos dos días, el contraste de temperaturas es la opción para asegurar la recuperación.
Efectividad de estas terapias
Estas recomendaciones son para malestares leves, no para lesiones que impliquen desgarres o fracturas. Las terapias de frío y calor nunca deben aplicarse de forma directa sobre la piel porque pueden causar daño.
En caso de que no exista herida, se puede aplicar frío porque disminuye el dolor, calambres y la inflamación.
En el caso del contraste de temperaturas, es una alternativa que se toma en caso de luxaciones o golpes que no sean graves. Esto se debe hacer en periodo de reposo, después de la lesión, no de manera inmediata.
Las recomendaciones apuntan a que se comience con calor para que la sangre fluya, esto se debe hacer durante unos 5 minutos y después pasar al frío durante otros 5 minutos más. Con esto se logra que los vasos se expandan y contraigan y alternar entre temperatura limpia los tejidos.
Si se trata de solo calor, es una alternativa que se debe usar ya pasados un par de días del incidente. Ayuda con la rigidez muscular y se puede usar cuando hay exceso de carga en el músculo o porque está contraído.
Para todos esos casos la aplicación de calor es recomendada, no debe ser hirviendo, la temperatura debe estar entre los 34 y 44 grados mediante mantas de calor, recuerda que la exposición no debe ser directa. El calor ayuda a reactivar la circulación de la sangre y favorece la recuperación.