Los adenoides son vegetaciones que se ubican al final de la cavidad nasal, justo por encima del paladar y en la parte superior de la faringe. Es un órgano linfático que nos protege de posibles infecciones y virus que penetran por la nariz. Crecen cuando los bebés cumplen 9 meses de vida y se reducen de tamaña a los 5 o 6 años. Cuando llegamos a la pubertad desaparecen por completo.
Por lo general, la presencia de ese órgano no causa problemas, excepto cuando se inflaman por una infección o crecen más de lo normal. Los niños son los más vulnerables a ese tipo de molestias porque están presenten en esa etapa.
Señales de que un niño tiene adenoides
En vista de que los adenoides se encuentran en la parte de atrás de la cavidad nasal, no es posible verlas sin los equipos médicos adecuados. Sin embargo, cuando están inflamadas o tienen alguna anomalía suelen provocar estos síntomas:
- Dificultades respiratorias porque la nariz se encuentra muy tapada. Esto obliga al niño respirar por la boca.
- Dificultad para conciliar el sueño y ronquidos.
- Dolor de garganta e inflamación de los ganglios en el cuello.
- Molestias en el oído como dolor e infecciones, que pueden conllevar una otitis cuando la inflamación de los adenoides es severa.
- Producción abundante de mucosidad.
- En algunas ocasiones deriva en sinusitis.
¿Qué hacer en estos casos?
El crecimiento excesivo de los adenoides es una condición que se conoce como adenoides hipertróficos. Se trata de una afección que produce la obstrucción de los conductos respiratorios. Si notas que tu hijo presenta estos síntomas, lo más adecuado es acudir a un médico especialista, pues la única manera de aliviar las molestias es extirpándolos por medio de una cirugía.
En caso de que se trate de una inflamación provocada por infección o virus, esta condición se trata con algunos medicamentos que alivian sus molestias.