Dependiendo de las condiciones de nuestro organismo o lo objetivos físicos y nutricionales que queremos alcanzar, es el tipo de leche que debemos consumir, pues actualmente en el mercado existen muchas alternativas, entre las que puedes elegir la que mejor se adapta a tu dieta y estilo de vida.
Cada una de esas leches cuenta con un perfil nutricional diferente, con distinto sabor y textura, por lo que su elección también depende directamente de tus gustos y preferencias.
Leche de vaca: para tolerantes a la lactosa
Esta es una de las leches más consumidas en el mundo. Representa una fuente importante de proteínas, vitaminas y minerales como la vitamina D y el calcio. Contiene lactosa, por lo que, si eres intolerante a ese componente, debes buscar otra alternativa.
De almendra: ideal para diversas dietas
La leche de almendras es adecuada para aquellas dietas bajas en carbohidratos. Suele contener antioxidantes y tiene niveles muy bajos de grasa, azúcar y calorías, aunque también de proteínas.
Leche de avena: fuente importante de fibra
Se trata de una leche que se ha convertido en la preferida de muchas personas porque tiene un alto contenido de beta-glucano y fibra, que ayudan a reducir el colesterol y contribuyen a la buena salud del intestino. Es rica en azúcares y carbohidratos naturales, en comparación con otras leches.
De soya: con valor nutricional similar a la de vaca
En cuanto al valor nutricional, esta es muy rica en proteínas y aminoácidos. Además, suele estar fortificada con calcio, por lo que es una alternativa eficiente para los intolerantes a la lactosa, pues su aporte es similar al de la leche de vaca.
Leche de coco: sin lácteos ni calorías
Los alérgicos a las nueces pueden consumir la leche de coco, que no contiene lácteos y es muy baja en calorías. Su contenido de TCM es elevado, por lo que favorece la función cerebral. Además, viene reforzada con calcio y vitaminas B12 y D. No contiene proteínas, pero sí es alta en carbohidratos simples y grasas.