Las harinas refinadas son aquellas que se obtienen al moler los granos de cereales. Por ejemplo, el trigo, el maíz, el arroz o la avena, y eliminar parte de sus componentes, como el salvado y el germen. Estos componentes son los que contienen la mayor parte de la fibra, las vitaminas, los minerales y los antioxidantes de los cereales. Al quitarlos, se consigue una harina más blanca, más fina y más fácil de digerir, pero también más pobre en nutrientes y más alta en calorías.
Conoce todo sobre las harinas refinadas
Las harinas refinadas se usan para elaborar muchos productos alimenticios que se consumen a diario, como el pan blanco, las galletas, las tortillas, las pastas, las pizzas, los pasteles y otros postres. Estos alimentos suelen ser muy sabrosos y aportan energía rápida, pero también pueden tener efectos negativos en la salud si se consumen en exceso.
Efectos negativos de las harinas refinadas
Aumentan el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Al tener un alto índice glucémico, las harinas refinadas elevan rápidamente el nivel de azúcar en la sangre y estimulan la producción de insulina. Esto puede provocar resistencia a la insulina, acumulación de grasa y alteración del colesterol y los triglicéridos.
Además, las harinas refinadas favorecen el estreñimiento y otros problemas digestivos. Al tener poca o ninguna fibra. También dificultan el tránsito intestinal y la eliminación de toxinas. Esto puede causar inflamación, gases, dolor abdominal y mayor riesgo de cáncer de colon.
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Asimismo, disminuyen la saciedad y aumentan el apetito. Al ser digeridas rápidamente, las harinas refinadas no producen una sensación de plenitud duradera y nos hacen sentir hambre poco después de comerlas. Esto puede llevar a comer más de lo necesario y a picar entre horas alimentos poco saludables.
De igual modo, reducen la absorción de nutrientes esenciales. Al carecer de vitaminas y minerales, las harinas refinadas no aportan ningún beneficio nutricional a nuestro organismo. Además, al ser ácidas, pueden interferir con la absorción de otros nutrientes que provienen de otros alimentos.
Cómo sustituir
Integrales: Son aquellas que conservan el salvado y el germen del grano y que tienen más fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Se pueden encontrar harinas integrales de trigo, maíz, arroz, avena y otros cereales y son mejores que las refinadas.
Harinas sin gluten: Son aquellas que no contienen gluten, una proteína que puede causar intolerancia o alergia en algunas personas. Algunas opciones a las harinas refinadas son quinoa, amaranto, trigo sarraceno, garbanzo y otras legumbres.
Bajas en carbohidratos: Son aquellas que tienen menos carbohidratos que las harinas refinadas tradicionales. Además, tienen un menor impacto en el nivel de azúcar en la sangre. Se pueden encontrar la de almendra, coco, linaza y otras semillas.
Saber cuáles son las harinas refinadas y cómo afectan a tu salud te puede ayudar a tener una mejor alimentación. Recuerda que lo ideal es consumir una dieta variada y equilibrada que incluya alimentos naturales y nutritivos.
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