Puede que nadar en agua fría no sea el mejor plan que ha pasado por tu mente. De hecho, las bajas temperaturas del otoño y del invierno alejan cualquier ánimo de entrar al agua al aire libre. Al hacerlo, sienten cosquilleos en el cuerpo y hay una alta posibilidad de tener hipotermia, entonces ¿por qué se haría?.
Verás, el agua fría no es tan mala. Algunos estudios analizan los efectos del agua a baja temperatura en el organismo y resulta que los nadadores invernales tienen en común una buena salud. Esto llamó la atención de los científicos y realizaron pruebas para determinar hasta qué punto es conveniente esta técnica.
Beneficios de nadar en agua fría
Algunas investigaciones sugieren que quienes se sumergen en agua a bajas temperaturas cuentan con un mejor estado de ánimo y físico, para tener en general un mejor bienestar. Además, algunas encuestas a nadadores invernales arrojaron que estos cuentan con mejor salud.
Entre ellos, la revista Menshealth detalló un informe de la Universidad de Oulu en el año 2004. Allí planteó que se evidenció en un ensayo que quienes nadan en agua helada tienen más energía y son más activos. Esto en comparación con el grupo de control con el que fue comparado.
Además, el mismo informe detalló que aquellas personas con problemas de asma, fibromialgia, entre otros cuadros, tienen menos dolor tras la inmersión en agua fría.
Otras ventajas interesantes
Por otro lado, un estudio publicado en la revista International Journal of Circumpolar Health, barajea la posibilidad de que incluso el agua fría (con exposición voluntaria) puede ayudar a adelgazar.
En este sentido, un equipo de la Universidad Ártica de Noruega, denota que hay una conexión positiva entre nadar en aguas a bajas temperaturas y el tejido adiposo marrón, que es un tipo de grasa corporal (buena) que se activa con el frío.
Esta conexión genera un proceso que beneficia la pérdida de peso, «Quema calorías para mantener la temperatura corporal a diferencia de la grasa blanca ‘mala’, almacena que energía», define los autores de la investigación.
En relación a los beneficios cardiovasculares y psicológicos, no son concluyentes, pero sí prometedores, ya que hay indicios de que fortalece el sistema inmunológico y brinda tolerancia al estrés, así como a las infecciones respiratorias. Sin embargo, esto no ha sido demostrado.