Hay muchos tipos de frutas dulces. Por lo general, tienen un sabor agradable porque cuentan con alto contenido de azúcares. Algunos ejemplos de frutas dulces son el plátano, la uva, la manzana, la guayaba, la pera, el melón, la cereza, la sandía, el albaricoque, el higo y el níspero. Estas frutas se originaron en diferentes partes del mundo y se han extendido por todo el planeta gracias a su popularidad y su valor nutricional.
Beneficios de las frutas dulces
Las frutas dulces tienen múltiples beneficios para la salud, ya que aportan agua, vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Estos nutrientes ayudan a mantener el organismo hidratado, fortalecer el sistema inmunológico, prevenir el estreñimiento, regular el azúcar en la sangre, proteger la piel y más.
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Para aprovechar al máximo las propiedades de las frutas dulces, se recomienda consumirlas frescas y enteras. Preferiblemente con su cáscara o piel, ya que ahí se concentran muchas de sus vitaminas y antioxidantes. También se pueden consumir en forma de zumos, batidos, ensaladas o postres, siempre que no se les añada azúcar o edulcorantes artificiales.
Las frutas dulces son ideales para incluir en el desayuno o como merienda, ya que aportan energía y sacian el apetito. Sin embargo, no se deben abusar de ellas, ya que también contienen calorías y pueden provocar caries si no se cepillan los dientes después de comerlas. Lo ideal es consumir entre dos y cuatro piezas de fruta al día, variando los tipos y los colores para obtener una mayor diversidad de nutrientes.
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Propiedades
Previenen el cáncer. Las frutas dulces contienen compuestos antioxidantes que protegen a las células del daño causado por los radicales libres. Algunas como la guayaba y la granada, tienen propiedades anticancerígenas específicas que pueden prevenir o combatir tumores en órganos.
Mejoran la piel. Las frutas dulces también ayudan a mantener una piel sana y joven, ya que los antioxidantes previenen el envejecimiento prematuro y las arrugas. Además, las vitaminas A, C y E contribuyen a la regeneración celular, la hidratación y la protección de la piel.
Favorecen la digestión: Las frutas dulces son ricas en fibra, que es un tipo de carbohidrato que no se digiere y que ayuda a regular el tránsito intestinal y a prevenir el estreñimiento. La fibra también tiene un efecto saciante, lo que evita comer en exceso y favorece el control.
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