La leche condensada es un comestible dulce muy versátil y delicioso. Se usa como complemento de alimentos como el café o postres. Tiene un sabor dulce y una textura espesa y puedes prepararlo en casa si lo deseas. Los pasos para esta receta son bastante sencillos. No obstante, necesitas disponer de cierto tiempo para obtener un resultado eficiente. Atrévete a prepararla y disfrútala al máximo.
Leche condensada ¿cómo se hace?
Para preparar la leche condensada en tu casa solo necesitas estos ingredientes: 400 g de leche en polvo, 550 g de azúcar y 230 ml de agua. Son económicos y muy fáciles de conseguir, por lo que reunirlos no te resultará nada complicado.
Comienza colocando en una olla todos los ingredientes para calentarlos a fuego lento. Evita descuidarte y remueve con frecuencia la mezcla. Al principio se forma una masa granulada y muy espesa, pero a medida que calienta y lo mueves se va deshaciendo. Usa una cuchara de madera para hacerlo y vigila que no hierva. Recuerda que el objetivo es calentar la leche hasta que todos los ingredientes tomen la consistencia necesaria.
Este proceso tiene una duración aproximada de 20 a 30 minutos. Luego de obtener la consistencia correcta, retírala del fuego y deja enfriar. Observarás que aún se torna más espera, por lo que si la retiras antes de ese tiempo no ocurrirá nada. De hecho, los expertos aconsejan que lo hagas.
Después que se enfría la mezcla, almacénala en tarros con cierre hermético. Esto te asegura una conservación adecuada para usarla cuando quieras como ingrediente de un postre, acompañante de otros alimentos, entre otros. Al momento de usarla evita contaminarla con restos de otros alimentos como harina, galletas, entre otros, pues pueden provocar una alteración en la leche condensada casera.