Una práctica extendida es aplazar la alarma del despertador por 5 minutos más. Sin embargo, no es una buena idea, al menos eso dicen los científicos. La ciencia ha estudiado la práctica común de atrasar la alarma de despertador y tener unos 5 minutos adicionales de sueño. Aunque parezca extraño, aseguran que es una mala idea. Contrario al pensar popular, esto no favorece a un mejor reposo.
El problema de los 5 minutos
Es poco lo que sabe con precisión sobre las implicaciones en extender el descanso por 5 minutos. Aunque dormir es bueno, el sueño es un proceso biológico complejo. No es un estado dicotómico y el tiempo de reposo son varias fases.
De hecho, el ciclo de sueño cuenta con 4 fases. Una de ellas es REM (rapid eye movement), así como tres fases adicionales profundas. Cada uno de los ciclos del sueño varía según la persona, duración e intensidad.
La duración de los ciclos va de entre 70 a 120 minutos. El primer ciclo tiende a ser el más corto pero profundo. Volviendo al tema del despertador, el problema con los 5 minutos es que en ellos no se logra ninguna de las fases profundas.
El problema con atrasar la alarma es que, si bien podemos caer dormidos, no tendremos tiempo de alcanzar las fases más profundas del sueño, mucho menos completar un ciclo entero.

Roncar es una tortura y un problema enorme para muchas parejas. La ciencia tiene algunas soluciones. De modo que para los expertos el problema no es la alarma, son las implicaciones que el suelo arrastra. Por ello, es más difícil levantarse por la mañana.
Algunos expertos acotan que atrasar la alarma es una señal de un problema mayor en el proceso del sueño. Además, dormir mal suele traer consigo alta presión, problemas de memoria y control de peso.
Según un estudio publicado por la revista Sleep, las personas con tendencia a atrasar la alarma son muchas. Un total del 57% de participantes en la encuesta lo hacen. De ellos, mujeres y jóvenes tienen el hábito.
Sin embargo, está relacionado con factores como interrupciones en las fases profundas y menor movilidad.
Los autores del estudio concluyeron que en este comportamiento común influyen características demográficas y conductuales