Los especialistas aseguran que el factor que nos impulsa a correr riesgos está relacionado con los niveles de testosterona. Por eso, los hombres suelen arriesgarse un poco más que las mujeres, aunque ambos tienen esa capacidad de querer atreverse. La neurocientífica Tara Swart, asegura que cuando se corre un riesgo y todo va bien se incrementan los niveles de testosterona. Esto genera una sensación de bienestar y confianza.
Sin embargo, atreverse a dar ese paso que tanto temor da, puede ser la decisión que lleve a la cumbre del éxito o al menos la que dé la certeza de que lo intentaste y viviste el momento, no solo te cruzaste de brazos mientras las oportunidades pasaban frente a ti.
El gran problema ocurre cuando pasa todo lo contrario. Al fracasar, baja la testosterona y por lo tanto decae la confianza y el cerebro siempre hará recordar este momento cuando las cosas no vayan muy bien. Otros factores que afectan la toma de decisiones son la educación, familia, el entorno, crianza y las experiencias. Muchas veces se vive en un ambiente donde se privilegia el éxito; pero no se ve lo beneficioso que puede ser aprender de los fracasos.
Calma tu cerebro
Si deseas ser una persona arriesgada, uno de los principales consejos a seguir es aprender a calmar tu cerebro, indica la BBC. Nuestro cerebro puede ser una fuente de continuas preocupaciones que ve todo lo negativo de cada situación. Por eso es importante poner en pausa la mente. Es preciso comenzar por ubicarse en el presente disfrutando de cosas simples, como comer o caminar. Debes prestar atención a cada instante que vives. Así tu cerebro podrá enfocarse en el presente y cuando debas considerar si arriesgarte o no, tomarás decisiones más objetivas, sin recordar todos tus errores.
Enfócate en cambiar tus hábitos. Ve practicando actividades que te ayuden a enfrentar ese temor que tanto te preocupa. La intención es educar al cerebro para evitar que la toma de decisiones se base solo en los pensamientos negativos, lo cual ayudará a que puedas sentirte a gusto al correr riesgos.
Una de las últimas recomendaciones, es que te des a ti mismo una oportunidad. No es necesario que te obligues a tomar cada riesgo que se presente en tu camino; pero sí es importante que al menos te animes a correr algunos. Es cierto que hay una posibilidad de fracasar, pero esto te va a ayudar a crear planes alternos para una próxima ocasión. En la zona de confort se está a gusto, pero también te pierdes de conocer más, de explorar tu verdadero potencial, de lograr metas que no creerías posible. Así que ten fe en ti y comienza a pensar en qué riesgos no tomas por miedo al fracaso, cómo te afecta esto y qué oportunidades estás dejando pasar.