Las normas de cortesía no se tratan de comportamientos anticuados de épocas pasadas. Todo aquel que se precie de querer ser llamado caballero no podrá nunca olvidarlas. Forman parte de su ser y esencia. Son básicas para el comportamiento en sociedad.
Existen diferentes versiones sobre cómo debe ser nuestro comportamiento social para ser calificado como adecuado, en el trabajo, en el bus, durante alguna cena, con nuestra pareja. Pero aquí te presentamos un compendio de los que calificamos podrían las nociones básicas para tener en cuenta por todo caballero, aún en los tiempos que nos tocó vivir.
Un caballero sabe que «Por favor» y «Gracias» son las palabras que te abren todas las puertas y más aún si van acompañadas de una discreta sonrisa.
Un caballero siempre, ante cualquier circunstancia, cederá su lugar a una dama.
Un apretón firme de manos será siempre el mejor saludo y el más perdurable de los indicios de que se está ante una genuino “gentleman”.
Un caballero jamás hace promesas, ni mucho menos se compromete a realizar que no logrará cumplir.
Un caballero nunca perderá el contacto visual con quien conversa. Mucho menos aún para distraerse con su celular.
Siempre respetuoso con las personas mayores y sabrá valorar y ponderar la opinión de quien tienen la mayor experiencia.
Un caballero deberá ser siempre puntual, aún en contra del tráfico de la Ciudad.
Nunca se excederá con el uso la colonia, aún siendo consciente de la importancia de oler bien.
Se mantendrá siempre erguido, bien sea caminando o al permanecer sentado.
Al recibir una invitación, de cualquier tipo, un caballero responderá en un tiempo propicio y oportuno su aceptación o rechazo.